La vida en Naranja es audacia y mesura sabiamente combinadas.

Naranja es el amanecer y el final del día. La promesa de algo que se inicia y la dulce melancolía del ocaso.

Naranja es la melena del león, su potencia y su pasión arrolladora. Esa energía que nos estimula a ir hacia adelante, dispuestos a conquistar lo que sea.

Naranja es la alegría redonda, la de la fruta y la risa.

martes, 30 de marzo de 2010

Día de puros Limones.

Temas ácidos. Palabras que más que endulzar el viento, lo vuelven áspero e hiriente.
Soy una muchacha que está en contra de las personas conservadoras. Me parece que el mundo siempre ha sufrido un proceso. Es decir, ¡Está en constante cambio!
Los humanos evolucionamos, nuestros pensamientos rompen barreras y muchas veces llegan a ser transgresores en muchísimos aspectos de la vida. Pero aquello, no significa algo malo, sino que simplemente es parte de un ciclo. Este ciclo es el de la existencia.
Gracias a fuentes en las que creo que todos podemos confiar, como es la que nos brinda Enrique Barrios, en sus extraordinarios libros de la saga "Ami:El niño de las Estrellas", nosotros podemos abrir nuestras mentes a distintas opiniones y posibilidades.
Con este vólumen del autor recién mencionado, aprendí que la existencia de otros mundos y por lo tanto otras vidas es una posibilidad vigente, y que no podemos ignorar. También nos cuenta que nosotros, los humanos, tenemos distintos niveles de evolución. Con esto se refiere al grado de Sabiduría (Y Dejenme decirles, que Enrique la define como el Equilibrio entre el Alma y la Mente).
En fin, me fui de tema, pero a lo que quería llegar era que si nosotros nos cerramos en Épocas, en Pasados, no avanzamos, ni EVOLUCIONAMOS.
Creo que el ser sabio es muy importante, porque no trata sobre las experiencias vividas, sino sobre el equilibrio.
Opino que sino sabemos llegar a aquello, sea tarde o temprano, no habremos vivido la vida como es debido. Disfrutandola, y dejando que nos enseñe, porque es la única manera de conseguir la paz que tanto ansiamos en nosotros mismos. Aquella paz creo que se logra cuando sabemos que en nuestro interior todo está en su correcto lugar, en donde siempre tuvo que estar: Tantos los sentimientos como los pensamientos, que deben ser priorizados u olvidados, según lo que a nuestro bien le favorezca. También los espacios de nuestro corazón, que poco a poco se organizan como las piezas de un rompecabezas, volviendose dependientes e independientes a la vez, pues todas son individuales y sin embargo, si una faltara, el rompecabezas estaría incompleto, y no se comprendería del todo su contenido.
Cuando uno cierra su mente, deja entrar a ella lo que le parece un sinómino de lo que ya está adentro. Me moviliza, y no para bien, escuchar comentarios despectivos con respecto a las elecciones de vida que toma cada ser humano. Uno necesita ir en busca de su felicidad, y ésta, es posible cuando, en primer lugar, somos sinceros con nosotros mismos.
¿Quién, en su sano juicio, se negaría a tal paz?
Y ¿Quién no felicitaría a las personas que lograron aceptarse como son?
Esto lo digo, por todos aquellos, que a lo largo de su camino, descubrieron que sus elecciones con respecto a lo sexual, o religioso, o cultural, no eran las que realmente coincidian con sus sentimientos, y decidieron cambiarlas, para así llegar a un clima de bienestar personal.
Todo humano que se crea con derecho a cuestionar las elecciones privadas e íntimas de los demás, no ha madurado suficientemente. Porque una de las cosas que significan a la madurez, es la aceptación de la diversidad de intereses que pueden tener los humanos.

Y a esto, me refería con Conservación, y aquella actitud de NO- ACEPTACIÓN, es la que repudio y repudiaré toda mi vida, porque si en algún momento yo decidiera realizar algún cambio drástico en mi vida, me gustaría sentirme apoyada.


Eso es todo por hoy amigo, necesitaba descargarme.

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